Investigadores de la Universidad Nacional de Ingeniería han desarrollado una prótesis de brazo controlada por señales cerebrales que promete revolucionar la vida de personas con discapacidad, marcando un hito en la tecnología de rehabilitación.

La Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) ha presentado un avance significativo en el campo de la biotecnología y la neuroingeniería con el desarrollo de una prótesis de brazo controlada mediante señales cerebrales. Este dispositivo innovador busca ofrecer una solución práctica y efectiva para personas con discapacidad motriz, brindándoles mayor autonomía y calidad de vida.

El equipo detrás de este desarrollo pertenece al Centro de Tecnologías de Información y Comunicaciones (CTIC) de la UNI. Según explicaron los investigadores, el sistema de la prótesis funciona a través de sensores que captan las señales emitidas por el cerebro, las cuales son procesadas por algoritmos avanzados para ejecutar movimientos precisos en el brazo artificial.

“Este tipo de tecnología tiene como objetivo principal empoderar a las personas con discapacidad, permitiéndoles recuperar funciones básicas de movilidad y mejorar su interacción con el entorno”, señaló el doctor Juan Pérez, director del proyecto y docente investigador del CTIC.

Además, uno de los aspectos más destacados de esta prótesis es su diseño accesible, ya que utiliza materiales y componentes de bajo costo sin sacrificar funcionalidad ni durabilidad. Esto responde al compromiso de la UNI de crear soluciones que puedan ser implementadas a gran escala en países en desarrollo.

Innovación inclusiva

El desarrollo de esta prótesis no solo representa un avance tecnológico, sino también un paso importante hacia la inclusión social. “Queremos reducir las barreras que enfrentan las personas con discapacidad. Por ello, estamos trabajando para que este dispositivo sea accesible tanto desde el punto de vista económico como técnico”, agregó Pérez.

El proyecto se encuentra actualmente en fase de pruebas con usuarios reales, cuyos testimonios han sido alentadores. María López, una de las personas que ha participado en el programa piloto, comentó: “Por primera vez en años siento que tengo control sobre algo tan simple como sostener un objeto. Esto me devuelve una parte de mi independencia”.

Futuro prometedor

El equipo de la UNI planea mejorar aún más la funcionalidad de la prótesis, incorporando nuevas características como la retroalimentación sensorial, que permitirá a los usuarios «sentir» ciertas texturas o temperaturas. Asimismo, se está buscando colaboración con entidades gubernamentales y privadas para financiar la producción masiva de esta tecnología.

Con proyectos como este, la UNI demuestra una vez más su compromiso con la innovación científica y su impacto en la sociedad. Este desarrollo no solo es un logro para la institución, sino también una esperanza renovada para miles de personas que enfrentan desafíos de movilidad.

*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.

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