La falta de inversión en ciberseguridad y la rápida digitalización han hecho vulnerables a sectores clave como gobierno y salud. Expertos recomiendan estrategias robustas, colaboración internacional y mayor inversión para mitigar riesgos.
El aumento de los ciberincidentes en América Latina y el Caribe ha sido alarmante durante la última década, con un crecimiento anual del 25%, significativamente superior al promedio mundial del 21%, según un estudio del Banco Mundial presentado en el libro «Economía de la ciberseguridad» para los mercados emergentes (2024). Este escenario preocupa a expertos en seguridad informática, ya que expone debilidades estructurales en una región que enfrenta una acelerada digitalización sin la correspondiente inversión en ciberseguridad.
Un entorno digital vulnerable
“El crecimiento de los ciberincidentes en países en desarrollo, como los de Latinoamérica, se explica en gran parte por la menor inversión en ciberseguridad y la falta de regulaciones efectivas. Esto contrasta con el rápido aumento en el uso de dispositivos IoT, el comercio electrónico y las herramientas digitales gubernamentales”, señaló Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Este desequilibrio ha convertido a sectores clave, como las entidades gubernamentales y el de salud, en los principales objetivos de los ciberdelincuentes. En países de ingresos medios y bajos, los organismos de gobierno concentraron el 30% de los incidentes, mientras que en las naciones de ingresos altos, los ataques afectaron mayoritariamente al sector salud, comprometiendo servicios esenciales mediante ransomware.
Impacto económico significativo
El estudio resalta cómo los ciberataques afectan el Producto Bruto Interno (PBI) de los países. Un caso emblemático ocurrió en 2022, cuando el grupo de ransomware Conti atacó organismos estatales en Costa Rica, causando pérdidas estimadas en el 2,4% del PBI nacional. Según el Banco Mundial, una reducción drástica de los incidentes podría aumentar el PBI regional en hasta 1,5 puntos.
“Es crucial adoptar estrategias exitosas de ciberseguridad, inspiradas en modelos de países avanzados, fortalecer la colaboración internacional y fomentar el desarrollo de tecnologías emergentes para reducir el impacto económico de los ciberincidentes”, agregó Gutiérrez Amaya.
Retos y recomendaciones
El informe subraya que aunque las motivaciones financieras predominan a nivel mundial, su incidencia es menor en los países en desarrollo (41% frente al 73,9% global). En esta región, los ataques también buscan desestabilizar sistemas críticos y afectar servicios básicos.
Fortalecer las defensas cibernéticas requiere mayor inversión en tecnología, formación de talento especializado y cooperación regional para compartir información y mejores prácticas. La digitalización acelerada, impulsada por la pandemia, necesita estar respaldada por medidas de seguridad robustas para evitar que los avances tecnológicos se conviertan en riesgos incontrolables.
*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.