Expertos advierten sobre la importancia de una correcta hidratación para evitar complicaciones de salud durante la temporada de calor.

Durante los meses de calor extremo, los especialistas en salud advierten que la deshidratación representa un riesgo significativo para dos grupos vulnerables: los niños y los adultos mayores. Las altas temperaturas no solo incrementan la pérdida de líquidos corporales, sino que también afectan la capacidad del cuerpo para regular su equilibrio hídrico, lo que puede derivar en consecuencias graves si no se toman las precauciones necesarias.

La Dra. Romy Mayta, médico especialista de B Braun, destaca que, si bien la deshidratación puede afectar a cualquier persona, “la falta de líquidos en el cuerpo es especialmente peligrosa para estos grupos, que tienen características biológicas y fisiológicas que aumentan su susceptibilidad; por eso, es importante tomar abundante agua o bebidas hidratantes que contengan por lo menos 50 miliequivalentes de sodio, como FruttiFlex, por ejemplo”.

Niños: mayor riesgo por su fisiología y estilo de vida

Los niños son particularmente propensos a la deshidratación debido a su composición corporal y su estilo de vida activo. La Dra. Mayta explica que esta vulnerabilidad se debe a varios factores clave:

  • Mayor proporción de agua corporal: Los niños, especialmente los más pequeños, tienen una mayor proporción de agua en su cuerpo en comparación con los adultos, lo que implica que pierden líquidos más rápidamente a través del sudor, la orina y la respiración.
  • Menor capacidad para regular la temperatura: El sistema termorregulador de los niños no está completamente desarrollado, lo que dificulta su capacidad para ajustarse a cambios rápidos de temperatura, como los que ocurren durante las olas de calor.
  • Mayor actividad física: Los niños son naturalmente más activos, lo que genera una mayor producción de sudor y, por ende, una pérdida más rápida de líquidos, especialmente cuando juegan al aire libre o practican deportes.
  • Sensibilidad a la sed: A menudo, los niños no reconocen o no expresan adecuadamente su sed, lo que puede llevar a una ingesta insuficiente de líquidos hasta que la deshidratación ya está en curso.

Adultos mayores: un peligro silencioso

En el caso de los adultos mayores, la deshidratación puede pasar desapercibida hasta que los síntomas son severos. “A medida que las personas envejecen, también aumentan los riesgos asociados con la deshidratación”, advierte la Dra. Mayta, quien señala los siguientes factores como los más determinantes:

  • Reducción de la sensación de sed: Con la edad, muchas personas experimentan una disminución en la sensación de sed, lo que significa que no sienten la necesidad de beber líquidos hasta que ya están levemente deshidratados.
  • Disminución de la capacidad renal: Los riñones de los adultos mayores suelen ser menos eficaces en la conservación de agua, lo que incrementa la pérdida de líquidos. Además, ciertos medicamentos comunes en esta etapa de la vida, como los diuréticos, pueden aumentar la eliminación de agua del cuerpo.
  • Enfermedades crónicas: Las condiciones de salud como la diabetes, la insuficiencia renal y las enfermedades cardíacas pueden alterar el equilibrio de líquidos en el cuerpo, incrementando el riesgo de deshidratación.
  • Dificultades para movilizarse o acceder al agua: Las limitaciones físicas propias de la edad pueden dificultar el acceso al agua o incluso el acto de beber, especialmente si la persona tiene movilidad reducida o pasa tiempo en entornos donde el acceso a líquidos no es inmediato.

Signos de alarma y cómo prevenir la deshidratación

Reconocer los síntomas tempranos de la deshidratación es clave para evitar complicaciones. En los niños, los signos incluyen sequedad en la boca, llanto sin lágrimas, irritabilidad y disminución de la orina. En los adultos mayores, la fatiga, el mareo, la confusión y la piel seca pueden ser indicios de que el cuerpo necesita líquidos con urgencia.

Para prevenir la deshidratación, los especialistas recomiendan:

  1. Beber líquidos con regularidad: No esperar a sentir sed para hidratarse. Se sugiere consumir agua o bebidas hidratantes a lo largo del día.
  2. Ofrecer líquidos a los niños frecuentemente: Especialmente durante el juego o la actividad física, es importante asegurarse de que estén bebiendo suficiente agua.
  3. Facilitar el acceso al agua a los adultos mayores: Tener botellas de agua a mano y recordarles que beban con frecuencia puede marcar la diferencia.
  4. Consumir alimentos ricos en agua: Frutas como la sandía, el melón y las fresas, así como verduras como el pepino y la lechuga, pueden contribuir a la hidratación diaria.
  5. Evitar la exposición prolongada al sol: Durante las horas de mayor calor, es preferible permanecer en lugares frescos y a la sombra.

La hidratación no solo es esencial para el bienestar general, sino que también puede prevenir complicaciones graves de salud, especialmente en épocas de calor intenso. Estar atentos a las necesidades de los niños y adultos mayores puede marcar la diferencia entre disfrutar el verano de manera segura o enfrentar problemas de salud prevenibles.

*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.

FOTO PRINCIPAL: Colin Behrens en Pixabay

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