Kiara, una adolescente de Cutervo, recibió un trasplante renal de su padre tras tres años de dependencia de hemodiálisis. El procedimiento fue realizado gratuitamente por un equipo del Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja, en plena Semana Santa, gracias al Fondo Intangible Solidario de Salud.

En una Semana Santa marcada por la fe, la esperanza y la renovación, una historia conmovió a todos los rincones del Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja (INSN San Borja): la de Kiara D.G.R., una adolescente de 14 años proveniente de la provincia de Cutervo, Cajamarca, que pudo dejar atrás la hemodiálisis y abrazar una nueva vida gracias al amor incondicional de su padre, quien le donó uno de sus riñones.

“Gracias papá por haberme dado una segunda vida”, expresó Kiara, con una sonrisa luminosa, tras superar exitosamente una cirugía de trasplante renal realizada el pasado 5 de abril. El procedimiento fue ejecutado por un equipo multidisciplinario de especialistas del INSN San Borja y representa una proeza médica con gran carga humana y simbólica, especialmente en estas fechas.

Desde el 2022, Kiara sufría de una enfermedad renal crónica en fase terminal que la obligó a trasladarse a Lima y depender de una máquina de hemodiálisis para seguir con vida. La condición deterioró significativamente su calidad de vida, truncando sueños propios de su edad. Su madre, Elvia Rimapa Bustamante, relató cómo la situación de su hija los llevó a enfrentar decisiones difíciles: “Mi hija estuvo un año en lista de espera, nos llamaron por un posible donante cadavérico, pero no era compatible. No queríamos verla sufrir más y mi esposo decidió donar uno de sus riñones”, explicó.

El donante, José Guevara Llatas, se sometió a un riguroso proceso de evaluación médica para confirmar la compatibilidad. Al confirmarse que podía ser el donante ideal, se procedió a coordinar la intervención quirúrgica que se concretó con éxito en el INSN San Borja, centro que se ha consolidado como líder en trasplantes pediátricos en el país.

La operación, como muchos otros procedimientos de alta complejidad en este hospital, fue financiada completamente por el Fondo Intangible Solidario de Salud (Fissal), del Ministerio de Salud, permitiendo que la familia Guevara Rimapa no tenga que asumir ningún costo.

La Dra. Zulema Tomás Gonzales, directora general del INSN San Borja, destacó el valor simbólico de esta historia en el contexto de Semana Santa. “Es el milagro de la vida. La donación de órganos es un acto supremo de amor, y más aún cuando proviene de un padre hacia su hija. Invocamos a la población a decir ‘Sí’ a la donación de órganos, porque esa decisión puede salvar muchas vidas, especialmente de niños”, manifestó.

Según cifras oficiales del mismo hospital, actualmente 21 niños se encuentran en espera de un trasplante renal. Otros dos esperan un hígado y una córnea, respectivamente. La realidad, sin embargo, es preocupante: antes de la pandemia, entre 2 y 3 personas por cada millón de habitantes en Perú eran donantes de órganos. Hoy, esa tasa ha caído drásticamente a solo 0,3 donantes por millón, lo que limita seriamente las posibilidades de intervención oportuna en casos como el de Kiara.

Melva Benavides López, jefa de la Unidad de Donación y Trasplante del INSN San Borja, subrayó que “un solo donante puede salvar hasta ocho vidas, ya que se pueden trasplantar riñones, páncreas, pulmones, hígado, corazón y córneas”.

Desde el 2017 hasta la fecha, el INSN San Borja ha concretado 89 trasplantes de órganos y tejidos, entre ellos 52 trasplantes renales, siendo el principal centro pediátrico donador-trasplantador del país. Pero los desafíos persisten, especialmente por la escasez de donantes cadavéricos y la necesidad urgente de reforzar la cultura de donación.

Kiara se encuentra en franca recuperación y, según los médicos, será dada de alta en las próximas horas. La familia regresará a Cutervo no solo con la esperanza renovada, sino también con un nuevo compromiso: promover el valor de la donación de órganos como un acto de amor que transforma y salva vidas.

Esta historia no solo resalta el poder de la medicina moderna y la entrega de los profesionales de la salud, sino también la fuerza del vínculo familiar y el impacto positivo de las políticas públicas cuando se articulan adecuadamente para proteger a los más vulnerables.

*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.

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