Una investigación realizada por la Universidad Científica del Sur confirma que cerca del 40% de los universitarios LGBTIQ+ ha sido víctima de violencia psicológica o acoso, lo que incide directamente en su rendimiento académico y asistencia a clases.

Un preocupante hallazgo ha sido revelado por un equipo de investigación de la Universidad Científica del Sur: la violencia contra estudiantes universitarios LGBTIQ+ en Lima Metropolitana y Callao no solo es una realidad persistente, sino que está afectando seriamente su permanencia y desempeño académico.

El estudio, que abarcó a 178 estudiantes de la comunidad LGBTIQ+ —lesbianas, gays, personas trans, bisexuales, intersexuales y queers—, concluyó que un 40,4% ha experimentado violencia psicológica en el entorno universitario. A ello se suma que un 39,9% fue víctima de acoso, un 20,8% sufrió acecho, y se documentaron también casos de violencia sexual, económica y física.

Esta situación tiene efectos directos en el comportamiento académico. El informe establece una clara relación entre la violencia sufrida y el fenómeno del ausentismo: estudiantes que dejan de asistir a clases, llegan tarde o bajan su rendimiento por el impacto emocional que provocan estos actos.

Según los datos recabados, un 20% de los estudiantes LGBTIQ+ reportó llegar tarde de forma frecuente, mientras que un 13% se ausentaba por motivos personales o familiares. Alarmantemente, un 12% declaró no asistir a clases debido a conflictos con profesores, compañeros u otro personal universitario.

El presentismo académico —asistir a clases, pero sin poder concentrarse o rendir adecuadamente— también fue evaluado. El 32% de los participantes declaró tener problemas para seguir las clases, el 31% se sentía agotado durante las sesiones y el 30% manifestó estar agobiado por preocupaciones personales o familiares que interferían con sus estudios.

Para Andrés Mil-Serrano, autor del estudio y docente de la Universidad Científica del Sur, la violencia que enfrentan estos jóvenes dentro del campus universitario tiene consecuencias graves. “Tanto el ausentismo como el presentismo dentro del ámbito académico son productos de la excesiva cantidad de actos violentos de carácter psicológico, sexual, etc. A raíz de esa prevalencia, tú no vas a clase, llegas tarde, o el alumno(a) pasa el tiempo pensando en formas para que sus compañeros no se den cuenta de que pertenece a la comunidad”, comenta el investigador.

«Alarmantemente, un 12% declaró no asistir a clases debido a conflictos con profesores, compañeros u otro personal universitario»

La ruta del estudio

La investigación se centró en estudiantes universitarios mayores de 18 años que se identifican como parte de la comunidad LGBTIQ+, matriculados en el ciclo académico 2022-II en universidades de Lima y Callao.

Los investigadores aplicaron cuestionarios con datos sociodemográficos, escalas para medir la violencia experimentada por parte de integrantes de la universidad y otras herramientas diseñadas para evaluar el ausentismo y presentismo académico.

No obstante, uno de los principales desafíos fue el acceso a participantes dispuestos a compartir su experiencia. Muchos estudiantes optaron por no participar, temiendo ser identificados, pese al carácter anónimo y confidencial del estudio. Además, algunos manifestaron rechazo a ser objeto de más estudios que, consideran, rara vez derivan en mejoras reales para su comunidad.

“El proceso de recojo de datos fue lo más complicado. Muchos no querían participar, y otros sienten que hay demasiadas investigaciones, pero pocos cambios en las políticas”, explicó Mil-Serrano.

Otra dificultad fue la falta de instrumentos adaptados al contexto peruano. “Tuvimos que adaptar escalas de estudios internacionales porque en Perú casi no hay investigaciones sobre la comunidad LGTBIQ+ que evalúen estas variables”, añadió.

Urge pasar del estudio a la acción

El informe concluye que es indispensable seguir investigando la violencia contra la población LGBTIQ+ universitaria, no solo para visibilizar el problema, sino también para generar cambios concretos.

“Es nuestra responsabilidad como profesores, como investigadores, crear evidencia con personas que existen y que necesitan ser investigadas, más aún si son alumnos”, señala Mil-Serrano.

El estudio también hace un llamado urgente a las universidades: deben implementar mecanismos claros y eficaces de prevención e intervención ante casos de violencia. La ausencia de políticas claras, protocolos y personal capacitado agrava la situación.

“Son muy limitadas las investigaciones sobre la comunidad LGBTI+, y mucho más en un país como el Perú, donde los prejuicios y estereotipos dificultan el avance. Invoco a la comunidad científica, autoridades académicas, docentes y estudiantes a profundizar en estos temas. Sin investigaciones sólidas, no podremos enfrentar los problemas que afectan a nuestros estudiantes”, concluye el autor.

Además de resaltar el estrés de minoría, el impacto de la discriminación en la salud mental y física de las personas LGBTIQ+ debe ser una prioridad en futuras investigaciones. Se trata no solo de una necesidad académica, sino de una urgencia social que exige respuestas concretas desde todos los frentes: el educativo, el institucional y el legislativo.

*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.

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