Una especialista de Mayo Clinic comparte los principales temas que los adolescentes y adultos jóvenes con cáncer quieren conversar con sus médicos: bienestar físico, relaciones afectivas y el impacto emocional del diagnóstico.
Aunque el cáncer es comúnmente asociado con personas mayores, más de 1,3 millones de adolescentes y adultos jóvenes —de entre 15 y 39 años— fueron diagnosticados con algún tipo de cáncer en el 2022, según la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer. Esta población, que suele estar en una etapa de construcción vital, enfrenta desafíos específicos que muchas veces son pasados por alto en la atención médica tradicional.
La doctora Allison Rosenthal, hematóloga y oncóloga del Centro Oncológico Integral de Mayo Clinic en Phoenix, sabe bien lo que significa enfrentar un diagnóstico de cáncer siendo joven. Ella misma vivió esa experiencia durante su formación en medicina, cuando fue diagnosticada con leucemia. Este evento no solo marcó su vida personal, sino que también dio forma a su vocación profesional: hoy lidera una iniciativa que busca mejorar la atención para pacientes jóvenes con cáncer, centrada en sus verdaderas necesidades.
“Estas son algunas de las personas que más necesitan apoyo después del tratamiento”, afirma la Dra. Rosenthal. “Y es precisamente ese periodo posterior, cuando intentan seguir adelante con sus vidas, donde muchas veces se sienten más solos”.
Desde su rol en Mayo Clinic, ha identificado tres grandes temas que los pacientes jóvenes con cáncer suelen querer abordar con su equipo médico: el bienestar físico, el acompañamiento emocional y la salud sexual.
1. Bienestar físico y actividad
Uno de los aspectos que más preocupan a los jóvenes pacientes es cómo volver a sentirse bien físicamente. “Existen directrices y recomendaciones sobre elecciones de estilo de vida, incluido el ejercicio físico, pero es algo un poco difícil de encontrar y de seguir de forma constante por cuenta propia”, señala Rosenthal. La sensación de pérdida de control sobre el cuerpo, sumada a los efectos secundarios de los tratamientos, puede afectar tanto la motivación como la capacidad física de retomar actividades habituales.
Por eso, el programa que lidera se enfoca en guiar a los pacientes con planes realistas y progresivos de recuperación, ayudándolos a reconectar con su cuerpo sin presiones ni metas inalcanzables.
2. Apoyo y conexión emocional
A medida que sus amigos y compañeros de edad siguen con sus vidas —estudios, trabajo, relaciones—, muchos jóvenes con cáncer sienten una fuerte desconexión. “Cuando sus compañeros siguen adelante, es importante que no se sientan abandonados”, subraya Rosenthal. La soledad es uno de los grandes desafíos de esta población.
Para mitigar ese aislamiento, el programa fomenta redes de apoyo entre pacientes con vivencias similares y cuenta con un consejo asesor de jóvenes sobrevivientes de cáncer que comparten sus inquietudes y prioridades. «Estamos tratando de priorizar nuestro trabajo en función del retorno que recibimos de quienes están pasando por esta experiencia», destaca.
Este enfoque participativo ha permitido al equipo diseñar intervenciones más humanas y contextualizadas, con un fuerte componente emocional.
3. Salud sexual y relaciones
Este tema, a menudo invisibilizado, genera muchas dudas y angustias. “Puede ser incómodo preguntarlo. Es difícil hablarlo con sus compañeros. Estamos dedicando muchos esfuerzos a ver qué podemos hacer, de forma proactiva, para apoyarles lo mejor posible”, indica la doctora.
Los tratamientos contra el cáncer pueden afectar la libido, la imagen corporal y la capacidad reproductiva. La fertilidad, por ejemplo, es una de las principales preocupaciones, sobre todo cuando el diagnóstico ocurre en plena etapa reproductiva. Hablar de preservación de la fertilidad antes de iniciar el tratamiento es una conversación indispensable, pero muchas veces no ocurre a tiempo.
Enfoque integral y a largo plazo
La doctora Rosenthal remarca que los avances médicos permiten que muchos de estos pacientes sobrevivan por décadas tras el tratamiento, lo que hace crucial prestar atención no solo a la cura, sino a la calidad de vida a largo plazo. “Está el impacto emocional asociado a haber pasado por el cáncer, y eso puede ser muy significativo. También están los efectos físicos y el impacto duradero de esta vivencia”.
Por eso, el programa para Adolescentes y Jóvenes Adultos con Cáncer de Mayo Clinic incluye no solo a especialistas oncológicos, sino también a psicólogos clínicos, trabajadores sociales, consejeros vocacionales y expertos financieros.
Una de las áreas más novedosas es la planificación anticipada de cuidados, un enfoque más común en pacientes mayores, pero que se está aplicando también a jóvenes con cánceres avanzados. “Queremos empoderarlos para que puedan expresar su opinión mientras puedan hacerlo, y para que no se la quiten también», asegura Rosenthal.
En este proceso, el acompañamiento continuo es clave. “Tenemos mucha suerte de que la mayoría de los jóvenes adultos que reciben tratamiento oncológico evolucionen bien a largo plazo; va a haber muchos supervivientes a largo plazo”, dice la especialista. “Pero si no prestamos atención a los efectos secundarios, a la calidad de vida y al seguimiento y mantenimiento de la salud, entonces no estamos ofreciendo a estos pacientes el servicio completo que realmente merecen”.
Con esta visión amplia e integradora, Mayo Clinic busca que los jóvenes con cáncer no solo sobrevivan, sino que puedan reconstruir sus vidas con dignidad, información y acompañamiento adecuado.
*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.
Foto: Thirdman