El estudio se realizó en varios domicilios del norte peruano durante el brote de dengue en el 2023. Los investigadores invocan a las autoridades a implementar estrategias de salud pública.
Un grupo de investigadores realizó un estudio —durante el brote de dengue de 2023 en la zona norte del Perú— y determinó la coexistencia de distintos tipos de mosquitos que transmiten agentes patógenos de igual o mayor peligrosidad que el dengue.
“Este hallazgo es importante para que las autoridades de salud pública realicen estrategias de control vectorial y una vigilancia sindrómica (varios síntomas) de febriles en localidades rurales, debido a que la coexistencia de mosquitos transmisores de enfermedades infecciosas distintas al dengue durante un brote de la enfermedad, darían lugar a casos de confección con otros patógenos”, comentó el biólogo Archi Alejandro Ruiz-Polo, quien junto a Carlos Martín Núñez-Rodríguez, Cindy Yuriko Saavedra-Ríos, Lya Emilia Niño-Mendoza, Rosa Elena Santillán-Valdivia, realizaron este primer estudio.
Las capturas entomológicas (parte de la zoología que trata sobre los insectos) se efectuaron en la localidad rural de Marcavelica, ubicada en la provincia de Sullana (Piura), y fueron analizadas en el Centro de Investigación y Capacitación en Entomología de la Dirección Sub Regional de Salud “Luciano Castillo Colonna”, situada también en la mencionada zona norteña.
Nuevos mosquitos
“En este estudio se han encontrado tres especies de mosquitos vectores de agentes patógenos coexistiendo dentro de viviendas con personas infectadas con dengue. Principalmente hallamos al Aedes aegypti que transmite los virus del dengue, zika y chikungunya; el Anopheles albimanus, que transmite el parásito Plasmodium vivax que causa la malaria”, respondió Cindy Saavedra-Ríos.
Añadió también que ubicaron al Culex quinquefasciatus que transmite los parásitos causantes de la filariasis (conjunto de enfermedades infecciosas que afectan fundamentalmente el tejido linfático y piel), el virus del Nilo Occidental (enfermedad mortal del sistema nervioso), los virus de la encefalitis japonesa (enfermedad que infecta el sistema nervioso central), equina venezolana y de San Luis, además de cepas asiáticas y americanas del virus Zika.
“Esto quizás viene sucediendo desde hace mucho tiempo, pero no se había analizado en términos de abundancia del estadio adulto de estos mosquitos, además de variables como un brote de dengue enmarcado en fenómenos climáticos”, explicó Archi Alejandro Ruiz-Polo.
Recordó que el calentamiento global y el fenómeno del Niño están afectando el ambiente de manera intensa. «Estos cambios atmosféricos pueden alterar la temperatura y la humedad, que son condiciones importantes para el desarrollo de estos mosquitos», apuntó.
Respecto a este trabajo de investigación, advirtió: “Si bien su ejecución se realizó durante un brote de dengue, nos dimos cuenta de que cada vivienda que se visitaba tenía a más de un integrante familiar infectado con dengue, entonces esto limitó el tamaño muestral ya que se optó por concluir el estudio al día quintó día”, dijo.
“La coexistencia de mosquitos que transmiten distintos agentes patógenos durante un brote de dengue es algo que quizás viene sucediendo desde hace mucho, pero no se había analizado en términos de abundancia del estadio adulto, además de variables como un brote de dengue enmarcado en fenómenos climáticos y cepa del Zika virus Zika circulantes en Sudamérica”, anotó.
Como se ha visto en Brasil es posible que debido a la migración de comunidades humanas en el contexto de la expansión urbana y la necesidad de ocupar un espacio físico en zonas rurales, el contacto con estos insectos será más frecuente y no sólo eso, sino también el contacto con animales silvestres que muchas veces cumplen el papel de ser reservorios.
«Quizás existan potenciales escenarios epidemiológicos de coinfección en los que no solo se hablaría de Zika, dengue y chikungunya, sino también de otros patógenos que desconocemos, es por eso el apoyo a la investigación y la creación del cerco epidemiológico», advirtió.
Trabajo de campo
La investigadora Cindy Saavedra-Ríos precisó que el trabajo se realizó durante el brote del dengue en el 2023 y se manejó bajo criterios de bioseguridad personal como el uso de repelentes en el cuello y los antebrazos, llegando a usar camisones inclusive.
«Dentro de estos criterios también se consideró aspectos entomológicos como el ritmo de actividad circadiano y el radio de dispersión en vuelo de los mosquitos, el cual varía de 100 a 400 metros a más, que fueron datos entomológicos en los que nos apoyamos para evitar ser infectados con dengue o cualquier otra etiología», agregó.
Para este primer estudio se trabajó con mosquitos adultos de viviendas que presentaron a más de un integrante familiar con la enfermedad del dengue. «Así mismo, al ver que los casos aumentaban durante el tiempo en que se realizó el trabajo, se optó por solo cinco días de capturas entomológicas, lo cual limitó el tamaño muestral», señaló.
Para el especialista Archi Ruiz-Polo: «Fueron capturadas más de 317 mosquitos adultos, predominando el Aedes aegypti y Culex quinquefasciatus. Y los resultados son relevantes al evidenciar la coexistencia de mosquitos adultos en viviendas durante un evento epidemiológico. Este hallazgo subraya la importancia de implementar estrategias de salud pública, como la vigilancia sindrómica de febriles, en localidades rurales para combatir la propagación de otras enfermedades transmitidas por mosquitos».
La investigación concluye que un brote de dengue en comunidades rurales, no solo el mosquito vector Aedes aegypti que lo transmite se encuentra presente dentro de las viviendas, sino también, otras especies de mosquitos que son vectores de distintos virus y parásitos, siendo el Culex quinquefasciatus el mosquito de mayor preocupación por su concomitancia en abundancias similares al mosquito Aedes aegypti.
La investigación concluye que durante un brote de dengue en una zona rural del Perú, no solo el mosquito Aedes aegypti se encontraría en el interior de las viviendas, sino también otras especies de mosquitos que son vectores de distintos virus y parásitos, siendo el Culex quinquefasciatus el mosquito de mayor preocupación por su relación o coexistencia al mosquito del dengue.
«Hay que precisar que en los últimos años el Culex quinquefasciatus ha sido señalado como vector de cepas del virus Zika en países de Sudamérica como Brasil, en el que posteriormente a estos brotes también se ha visto un alto número de casos de Guillain Barré y microcefalia».
Apoyo a la investigación en regiones
Estos trabajos de investigación no solo demandan esfuerzo y dedicación del hombre de ciencias, sino también inversión en logística, desde la compra de reactivos así como el equipamiento de modernos laboratorios.
«El Estado peruano debería apoyar a instituciones públicas como el Centro de Investigación y Capacitación en Entomología de la Dirección Sub Regional de Salud “Luciano Castillo Colonna, dado que la única forma de hacer frente a epidemias es a través de la investigación, porque si no se tiene información científica acerca de los cambios o comportamientos de los vectores, poco se podrá hacer después»cualquier plan de salud fracasará», comentó.
Ahora que se acerca el invierno vendrá quizás un «silencio epidemiológico» en la transmisión de algunas enfermedades metaxénicas como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla, entre otros; «pero no por ello hay que bajar la guardia. Hay que continuar con más estudios de investigación básica y aplicada que contribuyen a la implementación de estrategia de salud pública», argumentó.