El Perú es el país con más casos de tuberculosis en América, según la OMS. Aunque es una enfermedad curable, requiere atención constante. En esta nota, explicamos los cuidados fundamentales que debe recibir una persona con TB mientras se recupera en su hogar.

En pleno siglo XXI, la tuberculosis sigue siendo una amenaza latente para la salud pública en el Perú. A pesar de los avances médicos, nuestro país se mantiene como el más afectado por esta enfermedad en el continente americano, según el Informe Global sobre la Tuberculosis 2024, elaborado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta afección respiratoria, también conocida como TB, no solo compromete los pulmones y debilita físicamente a quienes la padecen, sino que también impacta profundamente en su entorno familiar. La buena noticia es que es curable y, en la mayoría de los casos, no requiere hospitalización si se sigue un tratamiento médico adecuado y se brindan ciertos cuidados esenciales en casa.

“La recuperación está garantizada si el paciente cuenta con un sistema inmunológico fortalecido y cumple el tratamiento completo. Además, con el apoyo adecuado en el hogar, los pacientes pueden seguir su tratamiento satisfactoriamente sin necesidad de hospitalización”, asegura la Magíster Vicenta Curasma Ascona, docente de la carrera de Enfermería Técnica del Instituto Carrión.

Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra la Tuberculosis, que se conmemora cada 24 de marzo, la especialista comparte una guía básica de los cuidados que toda familia debe seguir si convive con un paciente con TB:

  • Higiene personal rigurosa. La prevención comienza con una buena higiene. El lavado de manos con agua y jabón debe realizarse frecuentemente, durante al menos 20 segundos. Esto ayuda a evitar la transmisión de bacterias, especialmente en entornos donde se comparte el mismo espacio físico.
  • Ventilación constante. Una casa bien ventilada es clave para reducir la carga bacteriana en el aire. “Es importante mantener las ventanas y puertas abiertas, ya que la circulación de aire fresco disminuye significativamente la concentración de bacterias”, recomienda Curasma. Esto es especialmente necesario en las habitaciones donde pasa más tiempo el paciente, y aún más importante en zonas urbanas donde las viviendas suelen tener espacios cerrados y poca ventilación natural.
  • Manejo adecuado de la ropa de cama. La ropa de cama del paciente debe cambiarse cada dos o tres días. Se recomienda no sacudirla antes del lavado para evitar dispersar partículas en el ambiente. Siempre que sea posible, debe lavarse con agua caliente y secarse al sol, ya que los rayos UV ayudan a eliminar bacterias remanentes.
  • Dormir en habitación individual. Durante las primeras semanas del tratamiento, cuando el riesgo de contagio es mayor, el paciente debe dormir solo, idealmente en una habitación bien ventilada. Esta medida minimiza la exposición de otros miembros del hogar a la bacteria Mycobacterium tuberculosis. “El aislamiento relativo en el hogar es una de las estrategias más efectivas para evitar que la enfermedad se propague, sin necesidad de recurrir a un hospital”, detalla la especialista.
  • Alimentación balanceada y nutritiva. Un aspecto muchas veces subestimado del tratamiento es la nutrición. El paciente debe seguir una dieta rica en proteínas, vitaminas y minerales, para fortalecer su sistema inmunológico y mejorar la tolerancia a los medicamentos. Una alimentación variada que incluya carnes magras, huevos, frutas, verduras, cereales integrales y lácteos puede marcar la diferencia en la velocidad de recuperación y en la capacidad del cuerpo para combatir la enfermedad.
  • Cumplir estrictamente con el tratamiento. Uno de los mayores riesgos de la TB es que el paciente abandone el tratamiento al sentirse mejor. Esto no solo retrasa la recuperación, sino que puede generar cepas resistentes de la bacteria. Por eso es fundamental tomar los medicamentos todos los días, a la misma hora, y en la dosis exacta indicada por el médico. Interrumpir el tratamiento, aunque sea por pocos días, puede comprometer seriamente su efectividad y prolongar la enfermedad.
  • Seguimiento médico regular. Acudir puntualmente a todas las citas programadas en el centro de salud es una obligación. Estas visitas permiten monitorear el avance del paciente, ajustar el tratamiento si es necesario, y detectar de forma temprana cualquier efecto adverso o complicación. “El acompañamiento profesional durante el proceso de tratamiento es tan importante como los medicamentos. No deben subestimarse las visitas de control, ya que garantizan una recuperación completa y segura”, enfatiza la especialista.

Además de estas recomendaciones prácticas, es clave comprender el impacto emocional que esta enfermedad puede tener. El estigma asociado a la TB, junto con el aislamiento social, puede afectar la salud mental del paciente. En ese sentido, el acompañamiento familiar y psicológico es parte esencial del proceso de recuperación.

“La tuberculosis impacta física y emocionalmente en el paciente, siendo crucial el apoyo familiar durante el tratamiento. Si usted o algún familiar presenta tos persistente, pérdida de peso inexplicable, sudoración nocturna o fiebre, acuda inmediatamente al establecimiento de salud más cercano. La detección temprana es clave para un tratamiento exitoso”, concluye Vicenta Curasma Ascona.

La lucha contra la tuberculosis es también una lucha contra la indiferencia. En el Perú, donde los factores estructurales como el hacinamiento, la pobreza y el acceso limitado a servicios de salud aún son desafíos, entender cómo apoyar a un paciente desde el hogar puede marcar la diferencia entre una recuperación exitosa y un caso complicado.

*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.