Cansancio persistente, infecciones frecuentes y dificultad para recuperarte pueden ser más que simples molestias. Expertos explican qué exámenes médicos ayudan a detectar un sistema inmunológico debilitado y por qué hacerlos a tiempo podría prevenir enfermedades más graves.

¿Sientes que los resfriados te persiguen? ¿Tu cuerpo tarda más de lo normal en superar una infección? Estos podrían ser signos de que tu sistema inmunológico no está funcionando como debería. Y no, no siempre es culpa del clima ni del estrés acumulado.

El sistema inmunológico es una red compleja de células, tejidos y órganos que trabajan de manera coordinada para defendernos de agentes patógenos como virus, bacterias y parásitos. Está compuesto por dos grandes ramas: la inmunidad innata —la primera línea de defensa— y la adaptativa, que reconoce a los invasores y crea memoria para futuros ataques.

Cuando este sistema empieza a fallar, los síntomas pueden ser tan sutiles como frecuentes dolores de cabeza, fatiga inexplicable, erupciones cutáneas o infecciones recurrentes. En esos casos, lo recomendable es no esperar a que la situación empeore: un chequeo preventivo puede marcar la diferencia.

“No esperes a sentirte mal para cuidar de ti. Los controles preventivos son un compromiso con nuestra salud. El estilo de vida, además, juega un papel crucial en el desarrollo y fortalecimiento del sistema inmunológico, por lo que es vital mantener una alimentación nutritiva y cuidar de nuestra salud mental”, afirma Ángel Oviedo Izusqui, docente de Laboratorio Clínico y Anatomía Patológica del Instituto Carrión.

¿Qué exámenes ayudan a evaluar el sistema inmunológico?

Según Oviedo Izusqui, los exámenes deben ser siempre solicitados por un médico, idealmente una vez al año, ya sea durante controles generales o en evaluaciones de salud ocupacional. Estos son algunos de los análisis más recomendados:

1. Hemograma automatizado

Es uno de los estudios más completos y accesibles. Permite evaluar los glóbulos blancos —los principales defensores del cuerpo— para detectar infecciones bacterianas, virales, infestaciones parasitarias, reacciones alérgicas y hasta posibles procesos autoinmunes.

2. Examen completo de orina (ECO)

Aunque parezca básico, este examen puede revelar infecciones urinarias, problemas renales o alteraciones metabólicas que indirectamente afectan la capacidad inmunológica del cuerpo.

3. Perfil lipídico

Evalúa los niveles de colesterol y triglicéridos. Un desbalance puede indicar riesgo cardiovascular, que a su vez está vinculado a un funcionamiento subóptimo del sistema inmune.

4. Glucosa en sangre

Un nivel elevado o muy bajo de glucosa puede ser señal de trastornos metabólicos como la diabetes, que comprometen severamente la respuesta inmune.

Exámenes más específicos para problemas respiratorios

Para aquellas personas que sufren constantemente de infecciones respiratorias, los médicos pueden solicitar pruebas adicionales que permitan un diagnóstico más preciso:

  • Cultivos microbiológicos: permiten identificar la bacteria específica causante de la infección y así indicar el antibiótico más efectivo.
  • Pruebas de PCR: utilizadas ampliamente desde la pandemia por COVID-19, permiten identificar infecciones virales con alta precisión.
  • Estudios de autoinmunidad: útiles en casos menos comunes, como la fibrosis pulmonar de origen autoinmune, donde el propio sistema inmune ataca al organismo.

“El sistema inmunológico nos protege constantemente de enfermedades. Cuando nos da señales de debilidad, no deberíamos ignorarlas. Un simple análisis de sangre puede ser la diferencia entre prevenir una enfermedad grave o tratarla cuando ya es tarde”, destaca Oviedo Izusqui.

Más allá de los análisis: ¿cómo fortalecer tu sistema inmune?

Además de los exámenes clínicos, mantener un sistema inmunológico saludable requiere adoptar hábitos sostenibles:

  • Alimentación rica en frutas, verduras, proteínas y grasas saludables.
  • Dormir al menos 7 a 8 horas diarias.
  • Manejar el estrés mediante técnicas como la meditación o el ejercicio físico.
  • Evitar el consumo excesivo de alcohol y dejar de fumar.
  • Realizar actividad física regularmente.

Reconocer los síntomas y acudir a tiempo al médico es el primer paso. Pero el verdadero compromiso está en mantenernos informados y actuar antes de que una enfermedad se manifieste.

*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.

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