El Dr. Mikel Prieto, cirujano de trasplantes en Mayo Clinic, detalla por qué el trasplante de riñón en forma preventiva es hoy la mejor estrategia para enfrentar la insuficiencia renal, evitando la diálisis y mejorando la calidad y esperanza de vida de los pacientes.
La insuficiencia renal, una condición que afecta a millones de personas en el mundo, podría ser tratada de manera mucho más efectiva si se promoviera el trasplante de riñón preventivo, antes de llegar a la etapa de diálisis. Así lo sostiene el Dr. Mikel Prieto, cirujano de trasplante en Mayo Clinic, en Rochester, Minnesota, quien advierte que la falta de información y la persistencia de antiguos paradigmas médicos están retrasando esta opción para muchos pacientes.
“El tratamiento ideal para la insuficiencia renal es un trasplante de riñón antes de que el paciente entre en diálisis”, enfatizó el Dr. Prieto durante una reciente charla con periodistas de América Latina. Según explicó, la diálisis, aunque salva vidas, también deteriora progresivamente el estado general de salud del paciente debido a que no puede reemplazar completamente la función del riñón natural.
Actualmente, en Estados Unidos, solo entre un 10 % y 15 % de los trasplantes se realizan de manera preventiva, es decir, antes de que los pacientes necesiten diálisis. En otras partes del mundo, como en muchos países de Latinoamérica y Europa, el porcentaje es aún menor. “El trasplante preventivo mejora notablemente la calidad de vida y la longevidad de los pacientes”, insistió el especialista.
El valor de la donación en vida
Uno de los puntos centrales para lograr un trasplante preventivo exitoso es contar con un donante vivo. Este puede ser un familiar, un amigo o incluso un donante altruista, como explicó el Dr. Prieto: “La condición principal para donar un riñón es gozar de buena salud y estar dispuesto a ayudar. Llevamos más de 50 años realizando donaciones de riñón en vida y los donantes llevan vidas absolutamente normales”.
En Mayo Clinic, las cirugías de extracción de riñón a donantes vivos se realizan de manera laparoscópica o robótica, lo que minimiza las complicaciones y permite una recuperación rápida. «En unas seis semanas, los donantes retoman sus actividades normales, sin necesidad de cuidados especiales adicionales», indicó.
Además, el trasplante cruzado —una práctica cada vez más habitual— permite superar los problemas de incompatibilidad entre donantes y receptores. «Si un familiar quiere donar, pero no es compatible, podemos intercambiar su riñón con otro donante en una situación similar, asegurando que ambos receptores obtengan órganos adecuados», detalló.
Priorizar el trasplante preventivo en niños y adultos
La estrategia del trasplante preventivo también se aplica, y con más urgencia, en pacientes pediátricos. “A los niños tratamos de trasplantarlos antes de que entren a diálisis y preferimos usar riñones de donantes vivos, que duran más tiempo”, explicó el Dr. Prieto. Mientras un riñón de un donante cadavérico tiene una vida media de 12 a 15 años, uno proveniente de un donante vivo puede durar entre 22 y 25 años.
En los adultos, la progresión de la insuficiencia renal suele ser lenta, lo que brinda tiempo para planificar un trasplante. Según el Dr. Prieto, es fundamental actuar cuando la función renal baja al 20 %: «En ese momento, el médico debe preparar al paciente para el trasplante. No hay que esperar a que el riñón falle por completo».
Señales de alerta y cuidado de los riñones
Entre los principales factores de riesgo para el deterioro renal, el Dr. Prieto mencionó a la diabetes y la hipertensión arterial. También advirtió sobre el uso prolongado de analgésicos como el ibuprofeno. “La enfermedad renal suele ser silenciosa hasta que el daño es avanzado. Por eso es vital realizarse chequeos regulares, especialmente en personas con factores de riesgo”, recomendó.
Los síntomas de insuficiencia renal avanzada incluyen hinchazón de tobillos, fatiga extrema, falta de apetito y cambios en la cantidad de orina. Sin embargo, la mayoría de las personas no presentan signos hasta que la función renal está gravemente comprometida.
Para cuidar los riñones, el consejo es llevar un estilo de vida saludable: mantener el azúcar y la presión arterial bajo control, evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, y realizar chequeos médicos periódicos.
La importancia de centros con experiencia
Finalmente, el Dr. Prieto recalcó la necesidad de realizar estos procedimientos en centros especializados. «Un trasplante de donante vivo debe hacerse en hospitales que realicen muchas cirugías de este tipo al año, donde la experiencia del equipo médico garantice la seguridad del paciente y del donante», subrayó.
Concluyó su intervención llamando a romper mitos: «Se puede vivir perfectamente con un solo riñón. Donar salva vidas y quienes lo hacen, en su mayoría, llevan vidas plenas y saludables».
El objetivo es claro: mejorar el acceso a trasplantes de riñón preventivos, salvar vidas y transformar la manera en que enfrentamos la insuficiencia renal en el mundo.
*En la creación de este texto se usaron herramientas de inteligencia artificial.