Hoy pensaba compartir con ustedes otras reflexiones, pero por la tarde la llamada de una colega me dio la mala noticia: ha fallecido Tomás Unger. Hace solo un mes habíamos informado sobre el descanso que se estaba dando en sus labores de divulgación científica.
Sobre este lamentable hecho, escribí un hilo de Twitter que pueden encontrar aquí:
Y, en representación de la Asociación Peruana de Periodistas y Comunicadores de Ciencia (AP CIencia) escribí el siguiente comunicado:
Además, estaba pendiente de algunos compañeros del diario que estaban a cargo de la publicación hoy en la web, y mañana en la edición impresa, que de rato en rato llamaban para cruzar información.
Pero quería compartir con ustedes un par de ideas que me quedaron en el aire. La primera es que, pese al momento amargo de la partida, puedo decir -con mucho orgullo- que tuve la suerte de tener comunicación directa con don Tomás desde mediados del 2006 hasta finales del 2022, pues me tocó coordinar sus artículos semanales. Si bien, mi amigo y colega Diego Suárez también se encargó de la puesta en página de los artículos durante un buen tiempo, la coordinación siempre era conmigo.
Para algunos colegas, don Tomás era demasiado exigente y se quejaba mucho. Pero desde que empecé a trabajar con él, me di cuenta que en realidad solo se trataba de un divulgador científico que se tomaba su trabajo muy en serio; era muy detallista y siempre procuraba que el contenido que llevaba su firma mantuviera un estándar de calidad. Por mi parte, siempre intenté -dentro de lo posible- ayudarlo en ese fin.
La comunicación con él era principalmente por teléfono, pero tuve la suerte de tener varias reuniones presenciales con él; cada vez que llegaba un editor nuevo, nos encontrábamos para compartir un desayuno y conversar sobre las nuevas formas de trabajo; pude estar presente en algunas ceremonias en donde recibió reconocimientos por su trabajo. La última de estas fue en el 2018, cuando Concytec y la Municipalidad de Miraflores le hicieron un homenaje doble: por su trayectoria y como vecino miraflorino ilustre. Ahí pude compartir con los asistentes unas palabras sobre el trabajo de don Tomás. Sin embargo, esa evento se tornó en agridulce, pues Concytec anunció, con bombos y platillos, la creación del concurso de periodismo científico Tomás Unger. Pasaron los años y el ofrecimiento nunca se concretó.
Sin embargo, a don Tomás no le faltaron los reconocimientos. Uno de los más importantes fue el que recibió -junto con Ruth Shady y Uriel García- en enero del 2021. Los tres recibieron la Orden “Al Mérito por Servicios Distinguidos”, en el grado de Gran Cruz, por su destacada trayectoria personal y profesional, y por su contribución a las ciencias y humanidades.
Y lo segundo tiene que ver con una afirmación que hice en uno de mis tuits de hoy: «Tomás Unger es el divulgador científico más importante del Perú». Sí. Así de categórico. ¿Por qué? Por los más de 60 años continuados dedicados a la divulgación de diferentes temas relacionados con la ciencia y la tecnología (sí, ahí también incluyo el tiempo en el que escribía solo sobre autos, debido a que explicaba el funcionamiento de los motores y de otros componentes mecánicos de los vehículos). También, por haber realizado esas labores de divulgación de manera ininterrumpida (por lo menos durante los más de 40 años que escribió en El Comercio). Pero, lo que me parece más importante: su influencia.
Y es que gracias a la facilidad que tenía don Tomás para explicar de la manera más sencilla posible conceptos científicos complejos hizo que, por una parte, muchos profesores recortaran sus artículos para utilizarlos en sus clases o para colocarlos en los periódicos murales en los colegios. Y, por otro lado, sirvió de inspiración para muchos jóvenes, ávidos lectores de sus artículos, que decidieron seguir el camino profesional de la ciencia.
¿Con la partida de don Tomás se acaba la divulgación científica en el Perú? Felizmente, no. El doctor Elmer Huerta viene haciéndolo desde hace muchos años, a través también de las páginas de El Comercio y de su espacio en RPP. Y para las nuevas generaciones está Aldo Bartra, que ha sabido construir una envidiable comunidad en YouTube, con más de 2,5 millones de suscriptores, y cuyos videos de divulgación científica tienen unas 300.000 visualizaciones, en promedio. ¿Eso quiere decir que estamos bien? Tampoco. Nos falta bastante para la alfabetización científica de nuestra sociedad. Y ahí, mientras más divulgadores científicos bien preparados tengamos, será mejor.
Este texto se publicó en el newsletter «Me estoy volviendo viejo», el 5 de febrero del 2023.