domingo, abril 28, 2024
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Antonio Quispe: “No estamos preparados para enfrentar la segunda ola de la covid-19”

En esta entrevista, investigador peruano aseguró que, si seguimos tomando decisiones basadas en ocurrencias y no en evidencias, “estamos condenados a repetir los mismos errores de la primera ola”.

Llevamos 11 meses desde que por primera vez escuchamos sobre el SARS-CoV-2, nombre del virus causante de la enfermedad de la covid-19. “Es un virus nuevo del cual aún sabemos poco, pero si algo hemos aprendido en los últimos meses es cómo prevenir casos y evitar que los casos severos fallezcan”, precisó a Vida y Futuro, Antonio Quispe Gutiérrez, médico, epidemiólogo e investigador de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC).

El experto peruano transitó por instituciones de salud del país y del extranjero como la Unidad de Investigación Médica Naval Seis de los EE. UU. y la Fundación Bill y Melinda Gates.

“El Perú no está preparado para enfrentar la segunda ola, como tampoco lo estuvo para enfrentar la primera”, afirmó en esta entrevista con Vida y Futuro. La razón: “Nuestro sistema de salud sigue siendo precario y seguimos teniendo “expertos” que asesoran a nuestras autoridades de espaldas a la ciencia, indicó el especialista Antonio Quispe.

Advirtió que debemos “entender la importancia de tomar decisiones basadas en la mejor evidencia disponible es imprescindible para prepararnos para enfrentar la segunda ola. Si seguimos tomando decisiones basadas en ocurrencias y no en evidencias, estamos condenados a repetir los mismos errores de la primera ola”.

Se habla con bastante frecuencia sobre la presencia de una segunda ola de la covid-19 en el mundo. Pero ¿qué sabemos exactamente sobre este fenómeno en tiempos de pandemia?
En epidemiología, una ola se define como un incremento importante de casos de una enfermedad con un pico definido y una caída franca de los mismos. En la historia de las pandemias, la última que fue la pandemia de la gripe española de 1918-19, registró una segunda ola que no solo fue más grande, sino también fue mucho más mortal que la primera. Fue tan severa, que solo en los EE.UU. contribuyó a reducir la expectativa de vida en 12 años entre los años 1917 a 1918.

¿Por qué en Europa se encuentra en una segunda ola de contagios (y muertes) y no en países del Asia?
A ciencia cierta no lo sabemos aún, porque es una historia en desarrollo; sin embargo, hay por lo menos tres grandes diferencias entre Europa y Asia. Primero, en Asia la mayoría de los países controlaron la primera ola manteniendo sus medidas de prevención; mientras que en Europa apenas terminó la primera ola de contagios, en varias de sus naciones comenzó el verano, lo que en la práctica convirtió sus espacios cerrados, concurridos, con contactos cercanos y continuos (4 “C”), como restaurantes y bares, en importantes focos de contagio. Y tercero, y quizás el más importante, los países asiáticos enfrentaron la pandemia previamente entrenados con las epidemias de SARS, MERS y H1N1.

En Perú, ¿habrá una segunda ola en Perú y qué ciudades serían las más afectadas?
A estas alturas no quedan dudas que el Perú tendrá una segunda ola, sobre todo teniendo en consideración que, a pesar de haber tenido 25 primeras olas a nivel nacional, la seroprevalencia no llega ni al 30%, cifra que está muy por debajo del 60% estimado como necesario para alcanzar la inmunidad de rebaño. De ahí que las ciudades que serán las más afectadas son aquellas que tengan seroprevalencias bajas y aquellas con la mayor cantidad de susceptibles mayores de edad.

¿Dónde empezaría?
Probablemente en los distritos mesocráticos de Lima, desplazándose luego a la costa norte y selva, luego a la costa sur y, por último, en la sierra centro y sur, es decir, siguiendo el rastro de la primera ola.

Como médico y epidemiólogo, ¿cómo puede describir lo que sucede en Iquitos?
Lo que sucedió en Iquitos fue una crisis sanitaria sin precedentes para el Perú. La covid-19 llegó y arrasó con la ciudad, infectando a la mayoría de la población. De acuerdo con estudios, se estimaron que más del 70% de la población tenía anticuerpos contra el SARS-CoV-2, es decir, en algún momento estuvieron infectados, siendo esta la seroprevalencia reportada más alta del mundo. Sin suficientes camas de hospitalización, personal de salud, oxígeno medicinal, pues Iquitos alcanzó la inmunidad de rebaño, pagando un precio enorme en vidas humanas, tragedia que no debería repetirse en la segunda ola.

Vacunas y medicamentos

¿Cuál es la terapia que sí funciona hasta el momento?
A la fecha no tenemos ninguna terapia farmacológica que pueda recomendarse para prevenir nuevos casos; sin embargo, ya tenemos por lo menos dos terapias farmacológicas, el corticoide dexametasona y el antiviral remdesivir, con eficacia y seguridad comprobadas para tratar casos severos. Estas, junto con la pronación (poner boca abajo a los pacientes) y oxigenoterapia de alto flujo, nos permiten tratar casos severos y disminuir sus tiempos de hospitalización y necesidad de ventilación mecánica, e incluso (con el uso temprano de dexametasona) disminuir su mortalidad.

Mucho se habla de una vacuna, pero poco se menciona sobre la fabricación de medicamentos contra el coronavirus.
Las tecnologías de la salud como las vacunas y los medicamentos tienen un riguroso proceso de fabricación que demora años. Sin embargo, en medio de la pandemia, se optó por acelerar estos procesos. Y aquí la hidroxicloroquina no sirve como un buen ejemplo para entender esto. No bien salió el primer ensayo clínico que sugería que la hidroxicloroquina podía disminuir la mortalidad por la covid-19, el mundo rápidamente empezó a utilizarlo bajo la autorización de uso de emergencia; al poco tiempo, cuando se realizaron más estudios se observó que esta no era ni eficaz ni segura, por lo que rápidamente el mundo entero dejó de utilizarla, excepto el Perú.

Y se insiste en el error…
Ya han pasado más de cuatro meses desde que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) revocó la autorización de uso de emergencia y en el Perú el Ministerio de Salud aún sigue recomendando su uso, junto con ivermectina y azitromicina, drogas que fueron descartadas incluso antes que la hidroxicloroquina por el mundo entero.

¿Qué otros errores siguen cometiendo los decisores de salud pública?
Entre sus principales errores destacan los siguientes: uno, el uso de las pruebas rápidas de anticuerpos como pruebas diagnósticas; dos, el uso masivo de hidroxicloroquina, ivermectina y azitromicina; y, el más grave de todos; tres, no aprovechar este entretiempo para prepararnos para la segunda ola. Contrario a lo que debería, la inversión en fortalecer la atención primaria sigue siendo paupérrima; se habla de contact tracing o sistemas de seguimiento de contacto pero solo a nivel piloto; se amplió la capacidad de camas de hospitalización, pero la mayoría de hospitales de campaña ya fueron desarmados y el personal de salud despedido; y a la fecha, aún estamos lejos de poder realizar diez mil pruebas moleculares por día, habiendo tenido la necesidad de realizar cincuenta mil por día en la primera ola.

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